Los tiempos ya se cumplieron y las definiciones para la carrera por la presidencia de la República han empezado, bueno mas bien me la imagino como una de esas competencias de la antigüedad donde había necesidad de definir un representante campeón, el cual con el resultado de su arrojo y valentía, permitiera a la divinidad expresar su preferencia a través del triunfo tan ansiado.
En los terrenos de PRI avanzan acumulando parque y municiones para la batalla, han concretado una alianza con el Partido Verde y con el PANAL, y con eso garantizan ampliar su red de operadores a la vez que consolidan presencia en una franja de nuevos votantes e incorporan la estructura de uno de ellos. La apuesta es alta y parece ir por buen camino, el reto para ellos sigue siendo definir a su candidato sin terminar como consecuencia de su proceso, divididos y con fuertes diferencias.
La alerta amarilla ya la prendió el senador Francisco Labastida quien se manifiesta en oposición a que funcionarios y directivos puedan expresar su simpatía por algún candidato, a partir de que eso puede limitar la libertad de expresión de compañeros de sector que tuvieran su intención de voto por otro lado. Tampoco Manlio Fabio Beltrones quedó conforme con la convocatoria interna de su partido, sin aclarar puntualmente cuales, manifiesta desacuerdo con algunos puntos específicos del documento rector de la selección del candidato presidencial. Parece tener razón el senador Labastida cuando acusa a Humberto Moreira de estar mas preocupado por cerrar alianzas que por unir a las corrientes y grupos del PRI. Si no logran resolver todas sus diferencias van a dejar a su candidato en desventaja y en el pecado van a llevar la penitencia.
El PAN sigue avanzando en una ruta eminentemente democrática para elegir a su abanderado, su apuesta es por la forma de selección como un medio para convencer al electorado así como los muy buenos números que la economía nacional tiene como resultado del gobierno del presidente Calderón. Definido el candidato habrá mas tela de donde cortar para el análisis.
En cuanto a la llamada izquierda, ya la logró unificar, más o menos, la perseverancia de Andrés Manuel López Obrador, simplemente hizo trabajo de campo por todos los años del gobierno del presidente Calderón. En los hechos esto ha sido el equivalente a una campaña en forma, se preocupó de conformar una estructura, de identificar liderazgos locales y regionales y, sobretodo de impedir que su nombre y aspiración presidencial se fueran al olvido. Con una encuesta muy extraña ha legitimado la no participación del jefe de gobierno del D.F., Marcelo Ebrard, quién, de manera prácticamente voluntaria, se aleja de la contienda presidencial. Seguramente, Ebrard, gana, perdiendo, en una más de las paradojas propias de la política mexicana, ahora nada le impide ser el fiel de la balanza en la definición del candidato para gobernar la capital de país y va quedar en una posición envidiable para la próxima elección para presidente de la República.
Andrés Manuel ahora enfrenta el reto de reinventarse, ya no va a poder ser el candidato ¨descontonero¨ capaz de agredir a todos, deberá dejar de insultar a las instituciones y de hablar mal de los empresarios que no le gustan, así como hacer a un lado la impresión de que solo lo que el dice o piensa es lo correcto. En su anterior participación electoral se dio el lujo de no asistir a un debate, pensando llevar una ventaja tan amplia que hacía innecesaria su presencia con los otros contendientes. Simplemente él y sus asesores se equivocaron, ahora habrá que ver como manejan su participación.
Mandó al diablo a las Instituciones y va a participar en un marco institucional, desaprobó el trabajo del IFE como árbitro y ahora tendrá que reconocerlo nuevamente. Desgraciadamente inicia con el pie izquierdo, anuncian que el senador del PT, Alberto Anaya, se inscribe al proceso para permitirle hacer precampaña, esto es, anuncian como van a llevar a cabo una violación clara al espíritu de la ley.
Al margen de todo esto, lo mejor parece ser el entendimiento de todos los participantes de que es necesario convencer al electorado, no de manipularlo, lo que hablaría de un respeto hacia todos como ciudadanos y de una evolución favorable de nuestra democracia, donde se hace necesario que el voto se emita cada vez mas con la cabeza que con el estómago o el corazón. A pensar muy bien el voto a partir de propuestas y programas, a eso es deseable que lleguemos.
Comentarios
Publicar un comentario