Están por llegar a su fin los Juegos Panamericanos de Guadalajara y mucho más allá del análisis de los resultados deportivos, vale la penar revisar otros igual o mas importantes que las medallas.
Para empezar son un premio a la perseverancia, en un primer intento por obtenerlos para la ciudad se perdió la votación final y resultó favorecida Santo Domingo.
Puede parecer simple pero el esfuerzo necesario para presentar la candidatura es realmente muy grande y complicado. Hay que integrar un expediente donde se demuestre con claridad que la ciudad tiene las condiciones de infraestructura tanto deportiva como de transporte y hotelería, y lograr incorporar a las autoridades políticas y deportivas en un solo grupo capaz de manifestar un auténtico interés por ser sede de los Juegos. Posterior a esto se tiene la necesidad de cabildear con todos los miembros de ODEPA para convencerlos de que hay la capacidad técnica para llevar a cabo unas competencias dignas para todos los competidores. En este marco las visitas que se realizan a la candidata a sede son muchas y los viajes a emprender para realizar la tarea de lograr los votos necesarios es, inevitablemente, cara a cara y uno por uno.
Guadalajara finalmente lo logró y hoy viven unos extraordinarios Juegos Panamericanos.
El impacto del evento no solo se manifiesta durante los días de competencia, hay un legado muy importante como consecuencia de esto. Las instalaciones deportivas reciben un impulso que de otra manera resultaría impensable, es impresionante la calidad del centro acuático, por poner un ejemplo, en general se construyó lo que hacia falta y se remodeló lo demás. La población de la ciudad va a vivir los beneficios y el orgullo de disfrutar de un gran legado en infraestructura deportiva, gracias a los juegos panamericanos.
Adicionalmente la ciudad se hermoseó para recibir a sus visitas, las vialidades se mejoraron y todos los asistentes se encontraron con una gran ciudad como marco de unos grandes Juegos.
También hay un legado muy importante en recursos humanos, organizar un evento de esta naturaleza requiere de un grupo de trabajo con una alta especialización técnica y operativa donde con el cobijo de la Comisión Técnica de la Organización deportiva panamericana, se construyen los documentos y la operación requerida para garantizar la correcta organización de cada competencia, como resultado de esto se capacitan en directo muchas personas y eso se refleja en una mejoría en la organización deportiva de la ciudad.
Mención aparte merece la intervención de Mario Vazquez Raña, como presidente de ODEPA para apoyar sin ninguna reticencia tanto para la consecución de los juegos como su exitosa organización. Es, sin ninguna duda, el máximo dirigente deportivo que ha producido nuestro país. Querido y respetado profundamente por todos los Comités Olímpicos y las Federaciones internacionales, ha puesto todo su capital político a disposición de la ciudad de Guadalajara.
Para quienes hemos tenido la fortuna de ver de cerca como trabaja solo nos queda admirar y aprender de una gran capacidad de trabajo, aderezada de un talento natural para dirigir con generosidad y firmeza.
En México se le ha regateado el reconocimiento que merece sobradamente su impresionante trayectoria, la cual le aplauden en todo el mundo. Don Mario, como se le dice como una muestra de respeto, se ha ganado a pulso su lugar en la historia del deporte nacional e internacional y estos juegos son un pretexto perfecto para que entendamos la importancia de su papel como el mexicano de mayores logros como dirigente deportivo. Va a ser cuestión de muchos años para que volvamos a tener un directivo así. Al tiempo.
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