Parece haber cada vez mas conciencia del problema de salud pública en que se ha convertido el tema de la obesidad y el sobrepeso. La Organización Mundial de la Salud ofrece datos que por su solo volumen deberían de espantarnos. Calcula en 2005 sobre 1600 millones de mayores de 15 años con sobrepeso y 400 millones mas, con obesidad; su proyección hacia el año 2015 lleva los datos a 2300 millones de adultos con sobrepeso y mas de 700 millones con obesidad, aún mas alarmante resulta saber que en 2005 había, al menos, 20millones de menores de 5 años con sobrepeso.
El costo de las enfermedades relacionadas con esta epidemia mundial, son muy altos, los sistemas de salud hacen frente a enfermedades crónico-degenerativas de muy larga resolución y costo, así la diabetes mellitus, hipertensión arterial y demás males modernos, se convierten en una compañía de vida para una gran parte de la población. Actualmente estas enfermedades se pueden controlar por grandes espacios de tiempo, con su consecuente gasto en medicamentos, médicos, hospitalizaciones y rehabilitaciones. Si, todo un problema de salud pública con consecuencias múltiples en el tejido social.
Es muy curioso como, con el tiempo, los estereotipos en este tema han cambiado, recuerdo, por ejemplo, al genial caricaturista Abel Quezada, representando a su rico y bien alimentado Gastón Billetes, con todo y anillo endiamantado en la nariz, gordo y rozagante, en tanto los pobres eran representados famélicos y, en el caso de los periodistas, sostenidos por un palo para que no cayeran. Ahora en cambio, las familias pudientes se preocupan por su figura salud y dieta, y el grueso de la población aferrada a nuestras tradicionales tortas , tacos y tamales, acompañadas por un buen refresco por supuesto, lucen una barriga digna de cualquier concurso de panzones.
Como sociedad no hemos aprendido a manejar la abundancia de alimentos, la evolución nos dotó de armas para enfrentar épocas de carencia y se previno haciéndonos capaces de almacenar energía, ahora que la comida rápida y barata está a la mano comemos mas de lo que necesitamos y se acumula en forma de ¨llantita¨con gran facilidad. La obesidad dejó de ser un problema de imagen para convertirse en uno de salud pública.
Hemos llegado al extremo, incluso, de ingerir alimentos anunciados como potenciales medicinas, por ejemplo, en 1930 el investigador japonés Minoru Shirota, descubrió el Lactobacillus casei Shirota, para 1994 se funda la compañía que empieza a vender el producto en Europa para ¨ayudar a las bacterias beneficiosas que ya se encuentran en el organismo¨, la botellita de una bebida dulce, suave y amarilla se encuentra por todo el mundo y es un gran negocio global. La influencia de la comida rápida en la economía global ha llegado a tal nivel que “The economist” publica dos veces al año el índice Big Mac, para relacionar el valor de la moneda de los países y el costo de una hamburguesa con indicadores económicos.
Estamos entrando a una tendencia por la comida sana, aún las empresas líderes en el ramo de las frituras y la grasa como Mac Donalds y KFC, han incorporado ensaladas y porciones menores en sus menús, sin embargo un problema tan complejo no tiene soluciones simples, se requieren medidas integrales para enfrentarlo.
La estrategia de la Organización Mundial de la Salud parte de un régimen de alimentación, actividad física y salud, reconociendo que nos es un asunto de comer bien, sino de hacerlo sano, en proporciones adecuadas , acompañado de actividad física y programas de salud.
La obesidad se debe combatir en la casa, la escuela, con información y cambio de pautas culturales respecto a los hábitos alimenticios y la respuesta emocional ante la comida. Si no es de este modo vamos a seguir con un honroso y destacado lugar en este tema.
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